Una alimentación saludable para los niños, proporciona los nutrientes y la energía adecuados para su edad y género; fomentando un crecimiento y desarrollo físico e intelectual óptimo para mantener una buena salud.
A veces, nuestros hijos no quieren comer, pero con paciencia y creatividad en la preparación de los platos, podemos disfrutar todos juntos este momento.
¿Qué alimentos puedo ofrecerle a mi hijo?
Usar el "plato del buen comer" como guía, puede darnos una idea de las cantidades o porciones que debemos consumir de cada alimento en cada clasificación.
Verduras y Frutas: Son fuentes principales de vitaminas (C y A), fibra y minerales (potasio y magnesio).
Legumbres, Cereales Integrales y Tubérculos: Son fuente principal de carbohidratos y fibra. Incluyendo garbanzos, lentejas, arroz integral, avena, papa, camote, elote, etc.
Lácteos Descremados y Derivados: Proporcionan proteínas de calidad, calcio y vitaminas A y D.
Carnes Magras y Huevos: Aportan proteínas de calidad y son fuente principal de hierro.
Aceites, Frutos Secos y Semillas: Son fuentes de energía y vitamina E, aportan grasas esenciales para la salud. La nutrióloga recomienda utilizar aceite de oliva (no extra virgen) para cocinar.
Dulces y Grasas: Aunque proporcionan energía y sabor, deben consumirse con moderación debido a su bajo aporte nutricional.
Consejos para una alimentación saludable:
Variedad y equilibrio en la dieta diaria.
Hidratación adecuada con agua potable.
Preferir menús caseros y evitar comidas con conservadores.
Mantener horarios regulares de comidas.
Desayuno completo con lácteos, cereales y frutas.
Evitar que el primer alimento del día de los niños sea solo un carbohidrato.
Modelar hábitos saludables como adultos para dar un buen ejemplo a los niños.
Involucrar al niño en la selección y preparación de alimentos.
Comer en familia, sin distracciones electrónicas.
Limitar alimentos fritos, azucarados y grasosos.
Permitir que los niños elijan una comida durante el fin de semana para que también participen en la selección.
Cocinar con poca sal.
Hacer ejercicio es fundamental para una vida saludable.
Promover estos hábitos desde la infancia ayuda a establecer bases sólidas para una vida saludable y activa en el futuro.
No olvides lo importante que es hacer de esta rutina algo divertido y colorido. Permite que tu hijo juegue con la comida de vez en cuando. Prepárale platos con una cara sonriente o crea historias sobre cómo crearon la selva para los dinosaurios o el slime de los marcianos. Los niños se divierten mientras se alimentan de manera adecuada.
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