La frustración es una emoción que surge cuando
una persona no logra satisfacer
una necesidad, deseo o meta. Es una respuesta natural ante las barreras que
enfrentamos.
Es la emoción que surge cuando no conseguimos lo que queremos o algo no sale como lo esperábamos.
Ejemplos comunes en niños de esta edad:
No poder armar un rompecabezas.
Querer un juguete que tiene otro niño.
No ser el primero en una fila.
¿Cómo y dónde se siente la frustración?
Tensión en los músculos (manos apretadas, mandíbula rígida).
Cambios en la respiración (respiración rápida o jadeos).
Sensación de incomodidad general.
¿Qué hacen cuando se sienten frustrados?
Llanto intenso o repentino.
Gritos o berrinches.
Retraimiento o aislamiento.
Conductas agresivas (golpear, empujar, tirar cosas).
Diferencias según la edad:
A los 3 años: reacciones más emocionales y físicas.
A los 6 años: mayor verbalización, aunque pueden surgir comportamientos impulsivos.
¿Cómo ayudar a mi hijo a desarrollar tolerancia a la frustración?
Es fundamental permitir que los niños vivan experiencias que les ayuden a desarrollar herramientas para manejar emociones difíciles, como la tristeza y el enojo. Esto forma parte de la autorregulación, una habilidad clave de la inteligencia emocional que les permite transformar emociones negativas en positivas por sí mismos.
¿Cómo enseñarles a manejar la frustración?
Es importante que los niños experimenten frustraciones de manera gradual y controlada. Estas deben ser tolerables, pero progresivamente desafiantes, ayudándoles a fortalecer su capacidad para afrontarlas con éxito.
¿Por qué es importante abordarla en la infancia?
Ayuda a los niños a desarrollar resiliencia, habilidades de autorregulación y
resolución de problemas.
¿Cómo reaccionan ustedes cuando se sienten así sus hijos? ¿Cómo nuestras acciones fomentan la tolerancia a la frustración?
Importancia de la frustración:
Es normal y parte del desarrollo.
Ofrece oportunidades para aprender habilidades como la paciencia, la resolución de problemas y el autocontrol.
Un niño exitoso y pleno no es aquel que no enfrenta dificultades, sino aquel que, a pesar de ellas, se mantiene perseverante y optimista. La frustración es una emoción natural que surge cuando las cosas no suceden como esperamos o en el tiempo que deseamos. Enseñarles a gestionarla es clave para su resiliencia.
¿Qué hacer para fomentar la tolerancia a la frustración?
Debemos permitirles vivir experiencias que los lleven a enfrentar y superar emociones difíciles como la tristeza o el enojo. Este proceso, conocido como autorregulación, es una habilidad fundamental de la inteligencia emocional. Les permite transitar de una emoción negativa a una positiva por sus propios medios, fortaleciendo su capacidad para adaptarse y aprender de los desafíos.
Estilos que apoyan:
Límites firmes
Asignar responsabilidades en casa.
Postergar recompensas.
Padres que les permiten a sus hijos sacar sus propios recursos frente a las frustraciones (ej. Si está llorando porque no lo invitaron a una fiesta, dejalo llorar y que él mismo encuentre motivos por los que está bien estar bien).
Padres que reconocen la emoción de la tristeza y el enojo como parte necesaria de la salud emocional.
Padres que saben autorregularse y no necesitan que sus hijos estén felices todo el tiempo, pueden soportar niños tristes o enojados y tienen la paciencia para acompañarlos (No Consolarlos).
¿Qué favorece la práctica de la tolerancia a la frustración?
Modelar el manejo de la frustración:
Compartir cómo enfrentamos nuestra propia frustración: "Esto no está funcionando como esperaba, pero voy a intentar otra cosa."
Juegos que promuevan la paciencia y la resolución de problemas:
Rompecabezas, bloques de construcción, juegos de memoria.
Usar historias o cuentos:
Leer libros que traten sobre la frustración y cómo superarla.
Establecer rutinas y reglas:
Ayudarles a entender que las cosas tienen un orden y que no siempre pueden obtener lo que quieren de inmediato.
Fomentar la autonomía:
Permitirles intentar resolver situaciones por sí mismos antes de intervenir.
¿Cómo manejar la frustración en los niños?
Reconocer y validar las emociones:
"Veo que estás molesto porque no puedes abrir el frasco. Es difícil, pero puedo ayudarte."
Nombrar la emoción: "Estás frustrado porque no te salió como querías."
Mantener la calma como adultos:
Mostrarles cómo regular nuestras emociones para que aprendan por imitación.
Respirar profundamente antes de responder.
Fomentar la resolución de problemas:
Animarlos a intentar de nuevo o buscar alternativas: "¿Qué podrías hacer diferente?"
Establecer límites claros:
"Entiendo que quieras comer el postre, pero primero necesitamos terminar la comida."
Refuerzo positivo:
Reconocer los esfuerzos por manejar su frustración: "Me encanta cómo intentaste armar el juguete sin rendirte."
Ayudar a los niños a desarrollar tolerancia a la frustración no es solo un beneficio inmediato, sino una inversión en su futuro. Al aprender a manejar sus emociones, también desarrollan habilidades esenciales como la paciencia, la perseverancia y la capacidad de resolver problemas.
Recordemos que cada episodio de frustración es una oportunidad para guiar a los niños, mostrarles que los errores son normales y que siempre hay formas de intentarlo de nuevo. Con amor, paciencia y consistencia, estaremos ayudándolos a enfrentar los desafíos de la vida con confianza y resiliencia.
Recursos adicionales
Recomendaciones de lecturas y materiales sobre el tema.
Referencias bibliográficas:
Siegel, D. J., & Bryson, T. P. (2012). The Whole-Brain Child.
González, C. (2015). Bésame Mucho.
Shanker, S. (2016). Self-Reg: How to Help Your Child (and You) Break the Stress Cycle and Successfully Engage with Life.
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