La regulación emocional en edades tempranas es un aspecto fundamental para el desarrollo infantil. A los 2-3 años, los niños aún no han desarrollado completamente la capacidad de manejar sus emociones, lo cual es un aprendizaje gradual en el que los padres y cuidadores desempeñan un papel crucial. Según Thompson (1994), la habilidad de regular las emociones es clave para la adaptación social y el bienestar emocional de los niños en su vida adulta. A esta edad, los niños están desarrollando su autoconciencia y comienzan a experimentar una variedad de emociones intensamente, ya que su sistema emocional es todavía inmaduro. Es aquí donde el apoyo de los adultos ayuda a que se sientan comprendidos y seguros.
Emociones en niños de 2-3 Años
Los niños de esta edad experimentan emociones como alegría, frustración, enojo, tristeza y miedo. Estas emociones suelen ser intensas y difíciles de controlar debido a la naturaleza impulsiva y expresiva de los pequeños. La teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson sostiene que, en esta etapa denominada "autonomía vs. vergüenza y duda", es esencial que los niños desarrollen confianza en sí mismos y en su capacidad para actuar de forma independiente (Erikson, 1950). Esta etapa les permite experimentar y expresar sus emociones libremente, aunque puede llevar a momentos de comportamiento impulsivo como llanto o berrinches.
Estas emociones son breves pero intensas, lo cual es normal debido a la inmadurez de su sistema emocional. Según Kochanska y Aksan (1995), este es un periodo en el que los niños reaccionan de forma más extrema y rápida ante eventos que perciben como frustrantes, lo que resulta en emociones que pueden parecer abrumadoras tanto para ellos como para los adultos. Los cuidadores y padres deben ser pacientes y entender que estas respuestas emocionales no son manipulativas, sino una expresión de sus experiencias y sentimientos auténticos.
Berrinches: Definición y causas
Los berrinches son manifestaciones emocionales intensas que suelen incluir llanto, gritos y, a veces, rabietas. Esta es una forma en que los niños comunican su frustración o sensación de estar abrumados. Distinguir los berrinches de otras emociones ayuda a los adultos a comprender cuándo los niños necesitan límites y cuándo requieren apoyo emocional. Las causas más comunes de los berrinches incluyen el cansancio, hambre, frustración y la necesidad de atención. El conocimiento de estas causas permite a los cuidadores intervenir de manera adecuada, proporcionando tanto límites como empatía cuando es necesario.
Estrategias para ayudar a regular las emociones
Para ayudar a los niños en el proceso de regulación emocional, es importante validar sus sentimientos. Expresiones como “Veo que estás frustrado” o “Sé que estás triste” les permiten a los niños sentirse comprendidos y acompañados. Esto también les ayuda a identificar sus propias emociones, un paso esencial para la autorregulación emocional (Thompson, 1994). Otras estrategias incluyen ofrecer opciones y establecer límites claros, ya que esto proporciona estructura y guía en momentos de estrés.
La consistencia en las rutinas también es una herramienta útil para reducir la ansiedad y ayudar a los niños a anticipar lo que sucederá en el día. En situaciones de estrés emocional, enseñar técnicas simples de respiración puede ser una herramienta efectiva para que se calmen, al igual que crear un rincón de calma donde puedan relajarse. Finalmente, modelar una buena regulación emocional por parte de los padres y cuidadores enseña a los niños a manejar emociones intensas observando a los adultos, lo cual fortalece su capacidad de regularse a lo largo del tiempo (Bowlby, 1988).
Referencias
Bowlby, J. (1988). A secure base: Parent-child attachment and healthy human development. Basic Books.
Erikson, E. H. (1950). Childhood and society. W. W. Norton & Company.
Thompson, R. A. (1994). Emotion regulation: A theme in search of definition. Monographs of the Society for Research in Child Development, 59(2-3), 25-52.
Commentaires